lunes, 21 de abril de 2014

DE SILLITAS Y SEVILLANAS VA LA COSA

Ea, pues se acabó lo bueno, ya se ha acabado nuestra Semana Grande, y este año la lluvia no ha sido protagonista, aunque como somos como somos, nos gusta fijarnos en las cosas malas, y hay que reconocer que esta Semana Santa, nos deja varias estampas en este sentido.

Bueno que lo mismo no todos se fijan, pero yo si, porque a mi esto me gusta demasiado y no puede ser que se vea día tras días lo mismo. Y ojo, que en lo que a Hermandades y a pasos se refiere, no nos podemos quejar, que ha hecho una caló de mucho cuidado, literalmente, pero eso sí, yo prefiero que haga sol a que llueva, por descontado vamos.

Pero vamos, que no me liéis más y vamos al meollo del asunto. Señores, VAMOS A DEJAR LAS PUTAS SILLAS EN CASA POR FAVOR. De verdad, enserio, cuando un chino aparezca al lado vuestra en una bulla y os ofrezca una silla, decid que no por favor, porque esto ya se está volviendo un poco locura, como el que va a echar el día en Matalascañas o Chipiona, con la sillas, la nevera, la sandía, los filetes empanados, la abuela, el perro... NO, YA BASTA.

Nosotros que nos hemos caracterizado por saber movernos en las bullas, ahora no, ahora lo que sabemos es esperar SENTADOS a que entren los Panaderos o a San Gonzalo en el Baratillo.


Y ojo, que me pueden llegar a parecer una buena solución para personas mayores que no pueden estar de pié, eso es compresible; pero chavales de veintitantos años que no sean capaces de estar de pie y aguantar un rato a que aparezca el paso que quieren ver me parece lamentable. Y todo ello con los problemas que conlleva; porque ni el ejército imperial de China es tan disciplinado, porque si ellos no quieren, por ahí no pasa nadie, ya puede estar el Papa queriendo ir al otro lado porque se le ve mejor la cara al Gran Poder, que como haya sillas, se tiene que buscar otro lugar de cruce.

"Niño no, caca" es lo que hay que decirle a todo el que vaya a comprarle una sillita de esas a los chinos.

Por supuesto, esto trae otras consecuencias, obviamente, también malas. Porque claro, tu pones tu pandero cómodamente en una silla de esas para esperar no menos de tres horas a que pase la Cofradía que quieres ver. Y en ese tiempo de espera ¿Qué se hace? Exacto, comer. Y no eres solo tú, hay todo un ejército por la ciudad como tu, sentado en una mierdasilladeloschinos comiendo y ensuciando, y luego está la ciudad que da penita. Vamos que las sillas no traen nada bueno, visto y comprobado. Así que lo dicho, dejadlas mejor en casa.

Y no quiero entrar (aunque podría) a valorar lo de los carritos de bebés ni que los nazarenos vayan hablando por Whatsapp en mitad de la estación de penitencia
, porque eso es ya harina de otro costal y lo vamos a dejar para otro día que ya he soltado mucha bilis y empieza la cuenta atrás para la feria y ya voy a estar cogiendo una manzana, dándole un bocado y tirándola al suelo; aunque en verdad me veo más cogiendo manzanillas... ya se verá.

Y hablando de feria, otra cosa quiero decir. Caseta en la que no se ponen sevillanas, ni es una caseta de la Feria de Sevilla ni es ; con su rumbita de vez en cuando, pues mira bueno vale, pero esa gente que lo que quiere es chunda chunda que se quede en su casa mejor o se vaya a Boss o como se llame ahora. 

Porque en la Feria de Sevilla, se bailan sevillanas y YASTÁ. Queda dicho.

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