viernes, 27 de noviembre de 2020

DE BARES Y DE LA FALTA QUE NOS HACEMOS

 El otro día leí un artículo del ABC que se titulaba "Cuestión de gustos", escrito por Rodrigo Cortés; que por cierto, es un personaje del que cada día soy más fan gracias, sobretodo, a los podcasts de "Aquí hay dragones".

En el artículo, el autor hablaba sobre lo que le gustaba y no le gustaba, y comentaba que sin ser muy habitual de los bares, eran algo que sí le gustaba que existieran, y muchos, y sentía la situación hostelera de estos momentos. 


"Por eso me gustan los bares, aunque no vaya mucho. Porque me gusta que estén. Por eso. Para que no todo sean papelerías (aunque me gusten las papelerías, que también quiero que estén). Me gusta lo que me gusta y lo que no me gusta. Como a tantos."



La verdad es que fue un artículo que me gustó bastante y me hizo pensar. Sí, eso que desde siempre se me ha dado tan malamente que diría la de la apropiación cultural. Y como no, me dio por pensar en bares.


Y es que, estoy seguro que hablo en nombre de casi todo el mundo cuando digo que en nuestros mejores recuerdos, en nuestras mejores historias, en nuestros mejores días, siempre hay un bar. 

Ya pueda ser un reencuentro, un mirada, unas risas, unas caricias, un beso... seguro que había un bar cerca de todo eso.

Puede que no supiéramos lo que teníamos o puede que sí, y lo dábamos como algo normal. Y es que, pasan tantas cosas en un bar...

Y lo que nos gusta por estas tierras un bar, ya sea para ir a comprar el pan o ya sea para ir la Hermandad, la parada en el bar es obligatoria, y hombre, si el camarero ya te trata por tu nombre, eso es nivel "PRO". Porque eso que no falte, nos gustan mucho los bares pero también somos muy "especialitos" y nos da por creernos más de lo que somos porque el camarero se sepa nuestro nombre (de lo pesado que nos habremos puesto alguna que otra noche en la que se nos fue de las manos con el vino de naranja.)

Y por supuesto, la visita al bar no se libra ni aunque hagamos algún tipo de práctica deportiva, es más, sé de muy buena tinta que el deporte es la excusa perfecta para ir a un bar. ¿Y lo bonito qué es que sea la una de la madrugada de un miércoles y estar en calzonas con una cerveza en la mano explicándole al dueño del bar que los dos "chiquininos" no pueden jugar juntos porque son los que más corren, mientras el pobre recoge las mesas? Eso no se paga con dinero. Esa felicidad de poder disfrutar de esos momentos, y ni mucho menos está pagado a ese hombre que nos aguanta todas las semanas. 

Que tampoco digo que esto sea verídico, pero que podría haberlo sido. ¿O lo fue?

O la felicidad de estar horas y horas trabajando y que el bar de al lado esté abierto, y el dueño, al verte tu carita de cansancio decida aguantar un poco más para que tú puedas disfrutar de un ratito a gusto, sin más preocupaciones que estar sentado en un taburete en la barra viendo la condensación que se forma en el vaso de caña de cerveza.

Y es que, ¡qué bonito es un bar! Y más aún, si tiene un tirador que marca que la cerveza se encuentra a -2º, entonces ya no hay Botticelli que se le compare.

Como diría Rodrigo Cortés, "me gusta que haya bares", aunque yo sí sea bastante asiduo a ellos, y no me gusta verlos cerrados. Porque ver un bar cerrado es sinónimo de tristeza, de que a alguien le va mal y de que allí ya no se podrá compartir un ratito de felicidad.

Aunque claro, también pasa que llega un día que piensas sólo en la gente de a fuera, esos que te pagan un trozo de pan congelado con jamón plastificado a precio de oro, y cuando los de fuera no pueden venir, se acabó el negocio. Aquí hay que llegar a un punto intermedio, porque no se puede pretender que te echen una mano los mismos a los que no has cuidado.

La cosa pinta regular, objetivamente y sin entrar en temas políticos, eso lo dejo para el pajarito azul, pero sí, está la cosa chunga, y no sólo en los bares, aunque aquí se venga a hablar de bares.

Sólo espero que el esfuerzo sirva para que más temprano que tarde, podamos estar como siempre, como nos gusta estar tanto a los de un lado de la barra como a los del otro, como a los que están los dos; sin mascarillas, dándonos más abrazos con cada copa que sigue apareciendo con los  "¿ya te vas? Si acabas de llegar, ¡pídete otra, hombre!" viendo las cuentas con tiza apuntadas en la barra, los camareros que se saben la carta mejor que su dnis y con un sinfín de historias que quedan por contar. Nos pueden las ganas, a todos, pero hay que aguantar.

Un poquito más... que ya mismo vamos a estar tomando "la penul".

Venga, que ya mismo estamos en Campana.







domingo, 1 de noviembre de 2020

OLOR A CIRIO

Esta mañana, sin saber cómo ni porqué, me ha dado olor a cirio. Así, sin más. Entonces me ha dado por pensar y como no soy muy ducho por esos lares, hasta ahora no he concretado ese pensamiento.

Por estas fechas, lo que suelo escribir trata sobre la pereza que me da la Navidad; el Corte Inglés con su consumismo, el falserío del personal cuando te los cruzas por la calle, que monten las luces cuando el de las castañas todavía va en mangas cortas... no sé, lo típico.

Pero visto lo visto, lo que este año se va a volver a repetir es estar en casa, confinados como en marzo. Ojo, que si eso ayuda a que el sistema sanitario no se "acolarze" que diría Don Manué, bienvenido sea. 

Navidades atípicas las que tiene pinta de que se van a presentar este año; sin fiesta, sin garitos a reventar de gente, sin garrafón, sin chupitos matahígados, sin colas para mear...Visto así parecen todo ventajas. 

Pero bueno, veremos a ver qué pasa. De momento lo único que sé es que esta mañana me ha venido olor a cirio, y yo creo que mi subconsciente quiere decirme algo. Creo que quiere decirme que echa en la falta la primavera, los naranjos en flor, el incienso en cada esquina, ese traje del Domingo, ese niño agrandando su bola de cera, ese "ya se ven los ciriales", una corneta que indica la marcha, el silencio solamente roto por el rachear de las alpargatas, ver a Dios caminar una noche al año y a su Madre cubierta de pétalos de rosa... 

Pues sí, yo creo que mi subconsciente se refería a todo eso cuando esta mañana me dio olor a cirio. La verdad es que no sé cuándo podremos volver a disfrutar de todo ello, pero de lo que sí estoy seguro es de que si no ponemos un poquito de nuestra parte, vamos a tardar mucho más.

Así que como decía el Selu en su chirigota, "como en casa de uno no se está en ningún lado desde luego eh", id tomando nota y que pase esto lo más rápido posible.

Buenas noches. ¡Viva el Betis!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...