lunes, 20 de abril de 2020

DE LUNES DE PESCAÍTO, JARRAS DE REBUJITO Y CARRERAS NOCTURNAS

Como está llegando la fecha en la que se debería celebrar la feria, que oficialmente vamos a dejar para 2021, os voy a contar una historia de las que hace tiempo que no cuento por aquí. Una historia de las que diría Paco Gandía, yaverídica.

Corría el año... vete tú a saber, porque no sé si a ti te pasará lo mismo, pero he llegado a un punto en que los días y los años de la feria se me amontonan y ya no sé en qué caseta acabé cantando una noche con micrófonos, altavoces y de , ni en qué año se pensaron que yo era socio de la caseta y no hubo amigo que entrase en ella.

Diremos que esta historia ocurrió hace unos siete u ocho años (creo). Empieza como empieza la Feria, por el Lunes de Pescaíto. Por aquel entonces aún no habíamos empezado a hacer cosas raras con los festivos y el calendario.

La idea era sencilla, una amiga me había dicho que iba a estar con unos amigos en una casa por Triana tomando unas copas antes de ir a la feria. Esta amiga iba con su amiga, que a mí en aquel entonces me gustaba bastante, así que al igual que hubieras dicho tú, dije que sí (del tirón, vamos).

Llegó el día y quedé con un colega que también venía conmigo. Yo iba con la idea fija y él a ver el ambiente que había en la casa (guiño, guiño). Sobre las diez estábamos listos. Unas copas un ji ji un ja ja y para la feria a ver el alumbrado de la portada, al menos ese era el plan. Le escribo a mi amiga preguntando por la ubicación de la casa y no hay respuesta...

Una vez, otra, otra... y nada. Decidimos irnos a cenar algo mi colega y yo; y justo después de comernos una cola tremenda en el Burguer King, cuando estábamos pidiendo, me llama mi amiga, que no se había enterado de nada y que la casa está en tal sitio, que si traeros hielo, que si patatín que si patatán y para allá que fuimos.

Llevábamos manzanilla, hielo y refrescos, así que fuimos bastante bien recibidos en la casa, que estaba muy ambientada de un personal desbordado de sentimiento feriante.

Como no conocía a nadie, salí bastante poco de la cocina. Allí estaba la nevera y dentro de ella todo lo que hacía falta para esa noche y poco a poco me fui entonando.

La hora del alumbrado se iba acercando pero yo estaba más pendiente de acercarme a otro sitio, o mejor dicho, a otra persona, y para ello mostraba todos mis encantos, que a saber cuáles serían. Seguro que le mostraba mis dotes de beber manzanilla, (otra cosa no se me ocurre), creyendo que de esa forma me iría acercando cada vez más a ella.

Mientras tanto, dos amigos llamaban constantemente, preguntando que dónde estábamos que habíais quedado a tal hora que siempre igual, y más cosas que me dijeron sobre que siempre me relío. La hora del alumbrado pasó; lo vi de pasada allí en la casa y recuerdo que pensé "esta gente se va a mosquear" por mis dos colegas que estaban esperando en la feria.

El colega que había venido conmigo a la casa viendo el panorama que yo llevaba encima y la hora que era ya, decidió irse a la feria con un grupo de seis o siete que también se iba de la casa hacia la feria llevándose una jarrita de rebujito para el camino.

Llegados a este punto en el que todo el mundo estaba "agustito", yo intentando meter cuello sin éxito y la gente abandonando la casa poco a poco en dirección a la feria, uno de los chavales que andaba por allí, sale de la cocina mosqueado preguntando por la última jarra de rebujito. Le comenté que mi colega se había ido con un grupo hacia la feria y llevaban una. Se lo dije en plan "quillo, la última se la han llevado esta gente, no te ralles, ahora vamos a la feria y te hartas". Pues le entró un siroco y salió pitando de la casa en busca de aquel grupo.

Todo el mundo dentro de la casa desconcertado, pensando verás tú que se lía, especialmente su novia y su amigo, que medía casi como yo de alto (cerca de 1'90) pero estaba muy bien alimentado, por lo que era un bigardo considerable que podía haber participado en el Pressing Catch si hubiera querido sin problemas.

A los pocos minutos aparece el chaval a la ventana de la casa, medio llorando con la camisa partida diciendo que se la habían roto y no sé qué más porque no lo recuerdo. La novia intenta tranquilizarlo diciéndole que vuelva a entrar en la casa y el tío va y se va otra vez en busca del grupo ese. En ese momento sale detrás de él su novia, el amigo bigardo y yo que estaba viendo como al final le partían la cara a mi amigo y no era algo que entrara en mis planes de esa noche.

Yo iba corriendo por las calles de Los Remedios detrás del bigardo "a rueda", intentado pisar por donde él pisaba porque yo no estaba para correr a esas horas y en ese estado... 

Mientras corría, intentaba llamar a mi colega para avisarle de que iban en su dirección Vegeta y Nappa con muy malas intenciones. Estábamos llegando casi a la altura de la Calle Virgen de Luján cuando veo al fondo que hay un revuelo y digo "ahí es, ya le están partiendo la cara a mi amigo" y justo en ese momento me coge el móvil. Imagínate la escena. Estoy corriendo por una calle hablando por el móvil y a cincuenta metros hay una pelea. Le digo que iban para allá uno con ganas de pelea y que el amigo va también; y me dice "ya, ya, yo me he quedado en una esquina con las chavalas". Me da por mirar a la izquierda y efectivamente en la esquina de la acera de enfrente me lo veo hablando por el móvil con tres o cuatro chicas vestidas de flamenca mirando en dirección hacia la zona del conflicto.

Como yo ya iba con la inercia, no se me ocurre otra cosa que decirle (todo esto sin dejar de correr) "espérate ahí que ahora vengo". Iba a intentar que el bigardo no mandara a García Morato a más de uno, y mira que lo intentó, porque nada más llegar a la altura del parque que está en la Calle Virgen de África, el bigardo pulsó todos los botones del mando saltando y pegando puñetazo y patada a la vez buscando un COMBOx4 para eliminar al oponente estampándolo contra un coche y buscando un siguiente rival. El que estaba en el coche parecía que quería ir a buscarlo de nuevo pero lo enganché del cuello de la camisa y le dije "he venido a separar, tate quieto ahí".

Por otro lado, el que había originado todo, estaba ya sin camisa, desatado buscando a los responsables de que lo hubieran dejado sin la última jarra de rebujito en la casa, que hábilmente usaban los coches para que el loco éste no los alcanzara. La novia del muchacho sin camisa también se había metido en medio, quitándose los tacones y golpeando en la cara con uno de ellos a la novia del que parecía el lider de la revuelta rebujitera.

El bigardo seguía a lo suyo, tío que cogía, tío que intentaba estampar y que yo intentaba separar, y cuando lo conseguía se iba a buscar a otro.

sábado, 4 de abril de 2020

Y COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA...

Tal y como dice el título, como quien no quiere la cosa, la espera se acabó. Hoy Viernes de Dolores, ya Sábado de Pasión viendo las horas que son; la época más bonita del año llegó sin hacer ruido, nunca mejor dicho.

Probablemente vayamos a vivir la Semana Santa más extraña de nuestras vidas. Una Semana Santa en la que no nos va a hacer falta meternos en la página de AEMET ni preguntarle a nuestro colega de Huelva cómo viene por allí el cielo por si aparece la lluvia o no.

Era un secreto a voces desde que apareció lo del Coronavirus que no iba a haber Semana San... un momento; que era broma, hombre, que Semana Santa SIEMPRE va a haber; otra cosa es que salgan las procesiones a la calle, que como iba diciendo, va a ser que no.

¿Y qué le vamos a hacer? La ciudad más bonita del mundo se queda sin su semana más grande. (Se va a quedar sin más cosas, pero de momento, vayamos por partes). Y es que es así; yo lo siento por otras ciudades, pero cuando la primavera visita Sevilla, eso, eso es otra cosa... no se puede comparar con nada. Ese brillo, esa luz, esos aromas, esa vitalidad de la gente, esas ganas de vivir la calle, tan falta estos días. ¿Y por qué no decirlo también? Esas croquetas de Casa Ricardo, esas pavías de El Rinconcillo, ese adobo, esos montaditos de pringá, ese bacalao con tomate, esos garbanzos con bacalao, ese bacalao con... lo que sea, porque el bacalao la verdad es que va muy bien con .

Pues así es. Nos vamos a quedar sin todo eso, sin esas cositas tan nuestras. Tanta gente esperando durante un año, desde artesanos, costureros y hermanos, hasta hosteleros y hoteleros,  para que tenga que venir un virus chino a fastidiar. No tenían bastante con las sillitas por lo que se ve. 

Y no nos queda otra que quedarnos en casa. Cuanto mayor sea el esfuerzo, más pronto llegará la recompensa. Pero ojo, que eso no nos impida vivir la Semana Santa; coger el incienso e impregnar todo el salón, enchufar la televisión o internet durante todo el día y preparar unas tortillitas de bacalao y unas espinacas con garbanzos ¡oh! que quitan el sentío

Porque nos duele no poder disfrutar de las hermandades en la calle y de ver todo el trabajo que han realizado durante meses para poder lucirlos por las calles de Sevilla pero como dice el dicho "la procesión va por dentro", y este año de la casa no van a salir.

Sin más, me voy a ir despidiendo ya, que además tengo que planchar el traje nuevo que estreno este año para el Domingo Ramos. Así que quedaos en casa y muy buena Semana Santa a todos.
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