Así, parafraseando aquella presentación de la chirigota "Ojú ya saltó el Levante", da comienzo esta entrada.
Y es que sí, de nuevo ha llegado ese época del año en el que todo se llena de alegría, de luces, de sonrisas, de Corte Inglés... De nuevo volvemos, o al menos lo procuramos, estar con la familia, los amigos, la gente del trabajo. Intentamos hacer ese esfuerzo de estar con las personas a las que apreciamos, y encima con todo lleno de luces, de adornos y de carteles de 70% de descuento comprando la segunda unidad.
Ná, todo una "bacalá". Por una parte, todo es consumo y más consumo y más hay que gastar y comprar como si los rusos nos estuvieran espiando y dentro nada pudieran empezar a bombardearnos.
Y por otra parte, lo mucho que nos queremos, y lo mucho que nos echamos de menos y esos "a ver si nos vemos un diita" o los "¿dónde te metes que no hay quién te vea?" o los ya míticos de "venga a ver, un día que te venga bien. Huy no, ese día no puedo, mira lo vamos hablando y ya está ¿vale?".
"Farzerío totá" por todas partes... Sólo nos acordamos en esta fecha de la gente a la que no vemos durante todo el año; y digo yo, que si no la vemos durante todo el año, por algo será, porque, yo a la gente que quiero ver la veo, y hago por verla todo el año, ya sean mis amigos, mis compañeros o mi abuela y no cuando hace frío y llega diciembre y queremos que nos regalen cosas y nos inviten a copas en este entorno decorado de luces y cosas extrañas como las dos bolas de la Plaza de San Francisco o el cono de helado de la Puerta Jerez. Que no sé que tendrán que ver con la Navidad, pero bueno, ahí están. A lo mejor es que estoy llegando a un punto en el que no me gusta nada, o simplemente me gusta ver Sevilla con la carita lavá, sin adornos, que es como más luce. Todo puede ser.
Todo ya por supuesto, habiéndose perdido ese carácter cristiano que tiene la Navidad, porque no olvidemos que la Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús, auqneu visto lo visto, todo lo que sea celebrar es bueno para consumir. Y eso que los bancos de alimentos, las ONGs, las propias Hermandades, están todo el año funcionando y ayudando a los más necesitados, pero ahora es cuando nos da por colaborar, no se si por caridad o por postureo. Menos mal que las visitas a los belenes es algo que de momento, aún no se han perdido aunque la digitalización se esté encargando poco a poco de ello.
También os digo que no me echéis mucha cuenta. Estas letras las escribe un nota al que de este ambiente sólo salva el olor a churros y a castañas asás y poco más, por no decir nada más y cuyo equipo, el Betis, ha vuelto a perder en casa... Dos alegrías seguidas no es capaz de dar.
Bueno, si te has tomado la molestia de leer todo esta "basura mental" no me queda más remedio que desearte Felices Fiestas, pero no te creas que lo digo en serio, que es solo postureo, amigo. ¿O tal vez no?
Buenas noches/tardes/días y... ¡Viva el Betis!
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