14 de Marzo del año de Nuestro Señor de 1106. El hermano Thomas se encontraba en el huerto aquella fría mañana cuando se oyó el primer golpe: Se quedó inmóvil, analizando si de verdad había oído algo. Volvió a sonar, no había duda, algo o alguien estaba golpeando la puerta del monasterio.
Cuando el monje llegó a la puerta, se encontró a un caballero malherido, sangraba por todas partes, la armadura estaba casi destrozada por completo pero aún llevaba la espada sujeta al cinto. Se encontraba tumbado en el suelo incapaz de levantar su puño derecho para golpear de nuevo en la puerta; giró la cabeza y al ver aparecer al hermano Thomas, se desmayó exhausto.
Despertó en una modesta cama con un colchón hecho de paja, la luz se filtraba por la ventana; se sorprendió al ver que llevaba puesto un hábito de monje, y no su vieja armadura que se encontraba encima de una silla. Se incorporó de la cama al mismo tiempo que la puerta de la habitación se abría apareciendo la figura del hermano Thomas por ella. -Ya habéis despertado, llevábais dos días durmiendo, espero que os encontréis mejor- Dijo éste con una sonrisa en la cara. El hermano Thomas le explicó al caballero que durante el tiempo que había estado dormido, lo había aseado y había intentado curarle todas las heridas, que no eran pocas.
En los días sucesivos, mientras el caballero se iba recuperando poco a poco, se iba dando cuenta de que