martes, 17 de julio de 2012

UNA EXPEDICIÓN AL SUR, MUY AL SUR...

Julio de 1912, toda la expedición acabábamos de llegar a la Antártida y sólo nos encontramos un mísero Starbucks donde tomamos un poco de café y algunas magdalenas; pero como no llevábamos dinero tuvimos que pagar entregando a dos de nuestros perros guía.

El viaje había sido una auténtica locura, debía de durar aproximadamente cinco meses ida y vuelta, y ya habíamos pasado ese tiempo y nos encontrábamos justo en el lado opuesto de donde queríamos ir; porque sí, nuestro destino era el Polo Norte y no el Sur. ¿Cómo llegamos a ese punto? Muy sencillo.

Antes de partir, un ladrón de bancos se había fugado de la cárcel  y había ido en busca de su banda. Vieron en nuestro barco una oportunidad perfecta para abandonar Inglaterra y largarse muy lejos, donde nadie los conociese. Se hicieron pasar por el capitán del barco y sus tripulantes "muy pocos pensé" ya que contando al supuesto capitán sólo eran cuatro; al parecer se habían encontrado con el auténtico capitán y lo habían dejado atado cerca del muelle, tanto a él como a sus nueve hombres a los que pillaron por sorpresa.
Les resultó sencillo engañarnos sobre su identidad ya que mi tío Avernon y su compañero de expedición Roger habían contratado el barco y lo servicios del capitán a través de un hombre de la compañía "Water Resistant" encargado de hacer todas las gestiones por lo que no conoceríamos a toda la tripulación hasta el mismo día de embarque. Yo iba en calidad de ayudante de ambos.

A los dos días nos dimos cuenta de que algo iba mal, seguíamos rumbo sur en vez de norte por lo que fuimos a pedir explicaciones. Se reveló el pastel, cambiando nuestras habitaciones por la bodega del barco y nuestras sábanas por cuerdas en muñecas y tobillos.

Nos liberaron por necesidad ya que hubo una tormenta y necesitaban todos los hombres posibles para evitar que el barco se fuera a pique. Tras esto le rogamos al capitán que cambiara de rumbo y regresáramos de nuevo a Inglaterra, pero él seguía empecinao en "que no y que no" y "que palante y palante".

Justo cuando parecía que íbamos a conseguir convencer al "capitán", del cual hay que decir que ya nos conocíamos toda su vida y que mientras no intentásemos revelarnos, el ambiente era tranquilo en la cubierta, sufrimos otra tormenta que dejó muy maltrecho nuestro barco pero que nos había dejado cerca de la Antártida porque divisábamos la costa a lo lejos.  Cuando nos acercamos nos encontramos con el "Fram" que iba de regreso a casa y en su cubierta se encontraba Amundsen agitando los brazo y gritando:"No vayáis a la pizzería Fratello, es todo congelado!!"

Y aquí nos encontrábamos al principio de la historia, llegamos en perfectas condiciones a casa porque a las pocas horas fuimos rescatados por... Moe por ejemplo...

Al llegar a tierra no nos pareció adecuado denunciar al falso capitán, así que nos despedimos de él y nos marchamos cada uno por su lado, Edward Jhon Smith creo recordar que se llamaba, espero que le fuese todo muy bien.

Ya pasado el jolgorio por nuestra llegada y con el tiempo suficiente para pensar en lo ocurrido, me dio por hacer este blog.

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